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jueves, 24 de marzo de 2011

De profetas y mofetas: yo he ido a la iglesia de Wanda Rolón

Si algo aprendí de mis últimos post y de par de experiencias personales es que Facebook y las demás redes sociales tienen un poder inmenso al popularizar el acceso a la información y la selección de contenidos a gusto del consumidor. Y así, en muchas ocasiones, recibimos a través de internet las cosas que más nos interesan en función de los amigos que tengamos, el gremio o colectivo al que pertenezcamos, a nuestras ideologías políticas, los sites que visitemos o la hora a la que nos conectemos. Y algo que mueve la vida del puertorriqueño común, no puede quedar fuera de estos parámetros variables: la política y la religión. Wanda Rolón ha tenido algo de experiencia con ambas.

Ignorando o creyendo (que ella de ignorar y de creer sabe bastante) que al comentar que “RM” traería el mismo Infierno a Puerto Rico durante este fin de semana, debió pensar que nadie averiguaría que su referencia es a la gira del artista abiertamente homosexual Ricky Martin. ¿O sí lo sabía? ¿Tal vez necesita volver a ocupar portadas después de profetizar (y fallar) que Roselló ganaría las elecciones a Gobernador de 2004?

La versión cristiana de Rukmini en esta ocasión hace todo un alarde de intolerancia y odio al prójimo juzgando a un ser humano por su orientación sexual como "embajador del Infierno". Flaco favor le hace a Dios que, pintado con barba y anciano, va a perder almas si realmente Ricky va para abajo y ella va para arriba…

Ejemplares como esta señora que se autodenomina "Apóstol" me molestan. Me apestan como si fueran mofetas cada vez que abren la boca. Y me molestan tanto porque ella pertenece a un género que ha sido atacado fuertemente durante siglos, que ha luchado por la igualdad, que conoce el discrimen. Y ahora parece que tanta cirugía estética pagada por el hermoso diezmo de sus feligreses le ha afectado a su nivel de respeto (no tolerancia, porque la homosexualidad no debe ser algo que se “tolere”).

Este individuo hace que mucha gente sufra y se confunda, pensando que seguir una creencia o practicar la fe cristiana implica ver la homosexualidad como un mal, como algo negativo, como un pecado imperdonable. Esa visión destruye familias, relaciones, provoca odio entre las personas, ataques y asesinatos. Uno puede opinar, pero no juzgar. Y tú libertad empieza donde termina la de otro. Así que, Wanda Rolón, mientras no duerma en mi cama ni en la de Ricky, deje que nos acostemos con quien nos dé la gana, que amemos como nos dé la gana y que formemos nuestras familias con el ser humano que nos dé la gana.

Y señores, escribo esto porque, por sorprendente que parezca, este españolito ha visitado la iglesia (con minúsculas, porque lo que tiene de grande en tamaño lo tiene de pequeño en amor al prójimo) de Wanda Rolón. Fue en el año 2005, cuando vine de vacaciones y aún no me había establecido en Puerto Rico. Y me habían preparado emocionalmente, me habían intentado explicar lo que allí pasaba en el culto para que mi mente "eurocentrista" que sólo se había levantado contra las intransigencias católicas no se viera afectada entre desmayos y paralíticos caminando gracias al recibimiento del Espiritu Santo. Contarles esta experiencia completa podría aburrirles o sorprenderles, así que me planteo hacerlo en un futuro mejor que en este instante. Pero lo anecdótico de todo es que fui con cuatro personas más que son abiertamente homosexuales, que seguían a la señora Rolón con la fe ciega del ignorante que espera un milagro de sanación (una de ellas estaba enferma) y lo único que pude decir a mi salida fue: si lo que he visto es obra de Dios, es impresionante. Pero si no lo es, resulta más impresionante aún. El espectáculo musical y ritual que allí se forma no tiene nombre: ancianas bailando descontroladamente, gente viviendo un éxtasis espiritual, enfermos "sanándose", gente cayendo… No lo critico ni lo juzgo, porque es su forma de expresar o vivir su fe, pero resulta increíble desde mi perspectiva cómo la mente humana resulta manipulable hasta el punto de engañar la propia realidad del individuo. Allí, el que más dinero da, mejor se gana el cielo, más posibilidades tiene de vivir un milagro. Y si tú no eres capaz de vivirlo o sentirlo, es que no tienes suficiente fe o no eres digno de ello. Parece la historia del Retablo de las Maravillas de Cervantes o de El traje nuevo del Emperador, donde hay que ser digno para poder ver, y el que no ve jamás lo va a declarar en alto.

Entrar en diálogo con este tipo de líderes y seguidores raya el absurdo. Sus argumentos son poco concretos pero los tienen bien organizados y los creen a ciencia cierta, con tanta incondicionalidad que jamás van a abrir su mente a otro tipo de razonamiento. Es, literalmente, un lavado de cerebro. La manipulación entre los seres humanos me da pánico, porque si esta mujer mueve a sus masas a creer cualquier idea que ella tenga, ¿cómo no nos van a mover a los demás políticos, informadores, publicistas, medios o… blogueros?